[A]bsent, la coctelería más veraniega y fotogénica de Plaza de España
La terraza, por todo ese verde que la protege, podría recordar a uno de esos patios andaluces que se suelen ocultar tras verjas en el sur de España. Aunque también se puede viajar hasta Berlín y su aire desenfadado si se tiene algo de imaginación. Su interior, sin embargo, es único y muy personal, aunque bebe del pasado y de referencias decimonónicas. El lugar se llama [A]bsent y es una coctelería que, parapetada a espaldas del Hotel Riu, a escasos metros de la renovada Plaza de España, está triunfando en lo que podría denominarse zona limítrofe a Conde Duque. Y se ubica en el mismo lugar donde antes hubo un antiguo restaurante mexicano, pero del que no queda absolutamente nada.
Ha sido el polaco Adam Plecha, creador y mente inquieta del beber madrileño, donde lleva más de dos décadas instalado, con proyectos a cual más inquieto y burbujeante, como Adam & Van Eekelen o V. Menneken, el que se ha lanzado a una propuesta tan original. La parte porticada, que da directamente a la calle de San Leonardo, muy poco transitada, es uno de esos secretos que se harán tarde o temprano populares.
Porque la propuesta tiene mucho interés, no solo por una terraza de luces tenues y gusto austero, con muchas mesas desperdigadas en los escasos veinte metros cuadrados que hay, sino también por el diseño de interiores, obra del propio Plecha, que siempre intenta darle un punto diferenciador a los locales que va montando.
Ese saloncito interior lo componen, entre otros objetos, un retrato de filiación monárquica que le regaló un amigo y que está rasgado en la parte central, un reloj de finales del siglo XIX, libros de cubierta vetusta que marcan un tiempo lejano, un gran espejo desvencijado pero bien firme, varios sillones que recuerdan a los de un club inglés, candelabros, una chimenea, y, cómo no, una estupenda barra.
UNA VEINTENA DE CÓCTELES
Desde ese mostrador, Plecha da rienda suelta a su sabiduría e imaginación, con cócteles en vaso corto, donde brillan los destilados de otra época. Con él no es difícil adentrarse en Aviations (ginebra, licor de violeta, maraschino y limón), Sidecars (cognac, triple seco y limón) o First words (absenta, vermut seco, Chartreuse verde, maraschino y lima). También hace una versión del Moscow Mule, pero bajo el nombre de Kiev Mule, en homenaje a la guerra de Ucrania, y al que meten tequila y mezcal, obra de una de las barmaid que va rotando por el espacio. Otro cóctel de creación propia e inspiración de antes es su Romancer, que confecciona con ginebra, absenta, amaros y bitters.
Un lugar para el tardeo, donde también la nocturnidad es bienvenida. No es el caso del tapeo. Aquí se viene a disfrutar de la bebida y, si acaso, a picotear, algo de frutos secos o gominolas. Poco más. Tienen claro lo que les gusta y el público al que van dirigidos.
La carta de [A]bsent tiene más veinte creaciones aunque lo mejor es tratar y conversar con Plecha. Mejor entresemana, que los findes cada vez está más lleno. Ayudan muchos de los conciertos de jazz y swing que organizan a la hora del vermut, en los que han contado con el trío del trompetista Daniel Gramauta; o con sesiones nocturnas de harpa.
Otro de los socios de Plecha es Javier Amorós, de la discográfica 18 Chulos, que siempre está atento a la parte musical. Un combinado, el de Plecha y Amoros, que está llamado a marcar tendencia en esas callejuelas a las que ya no les falta de nada. Coctel a cóctel, la ciudad se agita y no para.
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