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‘Sunset Lookers’, un oasis en la Gran Vía

Marta Ruiz Pérez

Cuesta creer que Madrid esconda sitios como este, auténtico remanso de paz en pleno corazón de la ciudad. Estamos en Sunset Lookers, la azotea del Hotel Santo Domingo situada en la séptima planta del edificio. Un hotel de cuatro estrellas ubicado en la plaza del mismo nombre, aunque la agitación de la Gran Vía, Preciados o San Bernardo poco –o nada- tiene que ver con el ambiente que allí se respira.

Música chill out, dos alturas (sofás blancos y mesas bajas en la primera; veladores y taburetes en la superior) y vistas 360º sobre el Palacio Real y los tejados del Madrid de los Austrias. Pero sobre todo, la piscina que, como viene siendo habitual en estos privilegiados rooftops, solo está abierta durante el día para el disfrute de los clientes del hotel. La diferencia en este caso radica en que, al caer la tarde, una estructura abatible de metacrilato (que por la mañana actúa como techo) desciende sobre el agua cubriendo toda la superficie de la piscina para poder caminar sobre ella. Así que, inevitablemente, sigue acaparando todo el protagonismo a cualquier hora del día.

SUNSET LOOKERS azotea junto a la Gran Vía con las mejores vistas

El mejor momento para dejarse caer por allí es a partir de las 20h, para disfrutar del atardecer, uno de los más increíbles de la capital, con el sol poniéndose por la Casa de Campo y justo delante del jardín vertical del hotel, el más grande del mundo con cientos de especies vegetales distintas y una enorme cascada que desciende por sus 70 metros de altura. Cual jardín de Babilonia, es difícil imaginar que estemos en pleno centro de la ciudad.

Hasta que cae la noche y se encienden las luces. Es el momento de acercarse a la barra y pedir otra copa. Un cava para los más clásicos o uno de los combinados que incluye su larga carta de cócteles. Las posibilidades son muchas, desde un gintonic de los de siempre hasta el finalista regional en el World Class 2016, el Cocoa, una sugerente combinación de whisky, coco, leche y sirope al que muy pocos se resisten. A tener muy en cuenta también uno de sus best-seller, el Pure Garden, un cóctel afrutado, floral y equilibrado -muy solicitado por el público femenino-, con ginebra, frambuesas, menta y miel de agave.

Y si aparcar el coche en el centro pudiera suponer un inconveniente, no está de más saber que el hotel dispone de un parking subterráneo decorado, además, con graffittis y murales de arte urbano. No hay excusas para disfrutar de los espectaculares atardeceres que brinda la capital en verano.

*Fotos: Alfonso Ondarroa

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