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‘Castizo Plaza del Ángel’, una taberna en la que entregarse a los platos más nuestros

«La casa de todos y la ciudad de nadie». Esta es una de las muchas frases referentes a Madrid que podemos leer en uno de los cristales envejecidos de Castizo de Plaza del Ángel. Pero no la única: en sus ventanales y azulejos hay grabados otras tantas frases míticas sobre nuestra ciudad que evidencia que esta es una casa donde se rinde tributo a Madrid y a su gastronomía. Por ello su aspecto es el de una taberna castiza, actualizada sí, pero castiza, con su extensa barra de mármol blanco, grifos de cerveza de los de antaño (dorados y coronados por un águila), zócalos de madera y estantes repletos de botellas, latas y botes de conservas.

Una decoración similar a la de los otros locales que Castizo (Grupo Carbón Negro) tiene en la capital pero en una ubicación única, la Plaza del Ángel en el legendario barrio de las Letras. Y más concretamente en la planta baja del hotel NH Collection Palacio de Tepa, que ocupa un elegante palacio del siglo XVIII, diseñado por el arquitecto Juan de Villanueva, autor del Museo del Prado y la Plaza Mayor, para el conde de Tepa, último virrey de España. Un espacio repleto de historia ubicado, además, junto a una de las placitas con más encanto de la ciudad donde este nuevo Castizo puede permitirse desplegar durante todo el año una espléndida terraza. Sin duda, una localización insuperable para disfrutar de nuestra cocina más tradicional y con vistas a una de las zonas más genuinas de Madrid.

CASTIZO Terraza en el Barrio de las Letras

La carta de Castizo Plaza del Ángel no depara, por tanto, sorpresas; ni tampoco las buscamos. Aquí se viene a degustar de las recetas madrileñas de siempre, con una ligera vuelta de tuerca, que para eso estamos en el siglo XXI, y elaboradas con materias primas de constatada calidad. Ensaladilla rusa con gambas, Huevos rellenosCroquetas de jamón ibérico, Oreja a la plancha, Torreznos de Alapardo, Rabas de calamar... platos de sobra conocidos por todos que aquí alcanzan un nivel superior gracias a la honestidad y buen hacer que caracteriza todos y cada uno de los proyectos de Carbón Negro.

A ellos hay que sumarle chacinas y embutidos (cecina curada, chorizo picante de León, jamón ibérico de bellota), latas (sardinillas en aceite, mejillones en escabeche) y variedad de encurtidos, salazones y ahumados (gilda donostiarra, anchoas del Cantábrico, boquerones en vinagre, salmón ahumado artesanal) que no pueden faltar en la sección de aperitivos de cualquier taberna que afirme inspirarse en las clásicas. Entre su selección de platos fríos, sería delito pasar por alto su Tartar de atún en taquitos, soja y aceite de oliva que, sin duda, es uno de los mejores ejemplos para demostrar la exigencia de los responsables de Castizo a la hora de seleccionar los productos que entran en su cocina.

CASTIZO Terraza en el Barrio de las Letras

Su propuesta se completa con mariscos (gamba blanca de Huelva, coquinas de Hueval, almejas gallegas), guisos tradicionales y molletes, apartados estos últimos en los que vamos a extendernos un poquito más porque, francamente, alcanzan lo excepcional. El Mollete de pringá de cocido está tremendo, al igual el Pepito de solomillo de ternera madurada, dos bocados por sí solos justifican la visita a Castizo; y no solo en horario de comidas, pues  también son ideales tanto para hacer un desayuno potente de esos que te alegran el día como para tomarlos con una cervecita a la hora de la merienda. Otro entrepanes que entusiasma es la Mini hamburguesa de picaña madurada en brioche; la carne es de vaca Simmental y el brioche que lo arropa, además de estar infusionado en curry, incluye salsa tártara, ¡en ningún burger de la ciudad vas a poder catar nada igual!

CASTIZO Terraza en el Barrio de las Letras

En cuanto a los guisos, resulta ineludible el Pollo de campo en pepitoria, para el que se emplea trasero de pollo de corral, azafrán de La Mancha y un majado de almendra y huevo; es todo un plato de «toma pan y moja», literal. Rabo de toro estofado y los obligados Callos a la madrileña son otros de esos platos de memoria que explican que en las mesas de Castizo Plaza del Ángel coincidan un público de lo más heterogéneo, desde turistas dispuestos a conocer la gastronomía local a familias que se reúnen el fin de semana para almorzar. Contribuye también a ello su amplio abanico de precios, que nos permite pagar una «dolorosa» moderadamente baja si optamos por las raciones clásicas de taberna o algo más elevada si nos decantamos por los platos de carne o mariscos.

De postre, resulta imprescindible la ya tradicional tarta de queso presente en todos los restaurantes del Grupo Carbón Negro, aunque no conviene pasar por lato la Torrija de leche tradicional y, para los amantes chocolateros, la Tarta praliné de chocolate. ¿Que apetece un cóctel? También los hay. Son, en su mayoría, versiones de los grandes clásicos (Negroni y olé, Lo último en mojitos, Margarita y victoria) ideadas por el bartender Carlos Moreno, más una original sangría, que incorpora ron y algunos cítricos, que acompaña de lujo a cualquiera de sus platillos de picoteo.CASTIZO Terraza en el Barrio de las Letras

Una completa oferta para la hora del desayuno (porras, pincho de tortilla, croissants rellenos) y su estupenda bodega, con un gran número de referencias para tomar por copas, terminan por redondear la propuesta de este Castizo del barrio de Las Letras que, como Madrid, quiere ser la casa de todos.

A TENER EN CUENTA… Tenemos pendiente volver para probar sus célebres Patatas bravas, fritas en dos tiempos y bañadas con una salsa que combina caldo de cocido, hueso de jamón y pimentón.

FÍJATE EN… Los uniformes del personal de Castizo también están inspirados en los que utilizaban tradicionalmente los camareros de las tabernas antiguas con sus características chaquetillas blancas. Nada queda al azar aquí.










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‘Café de Ruíz’, mucho encanto y una carta sencilla para conquistar Malasaña

En Madrid hay muchos cafés con historia y encanto, y aquí llega uno de ellos. De esos que, independientemente de lo que haya ocurrido entre sus paredes, transmiten la sensación de haber acogido grandes e interesantes charlas de intelectuales de otro tiempo. Esa es justo la vibra que nos invade cuando cruzamos la puerta de Café de Ruiz, un local que tuvo su época dorada en los 70 y 80, y revive con fuerzas renovadas en pleno siglo XXI conservando su estética original. En este establecimiento malasañero podemos desayunar, almorzar e, incluso, cenar a un precio imbatible. Una propuesta sencilla en un local que, simplemente, encandila.

Tal y como indica su propio nombre, la calle de Ruíz, cercana al Dos de Mayo, es la ubicación de este café. Después de un tiempo cerrado, Sergio Ochoa ha vuelto a hacer de las suyas y a otorgarle una segunda vida a uno de los históricos del centro de Madrid. Decimos hacer de las suyas porque antes de esta aventura ya le ha concedido una segunda oportunidad a Corazón, Casa Macareno y Bodegas El Maño. En esta ocasión, es este un espacio que en 1977 abrió sus puertas para reunir a los intelectuales más progresistas del Madrid de la época que organizaban sus tertulias en este rincón de Malasaña.

CAFÉ DE RUIZ café histórico con encanto en Malasaña

Su estética, que Ochoa ha querido mantener intacta, se inspira en un café vienés y mantiene tres espacios diferenciados: un primer salón que invita a un desayuno o un picoteo con cañas, y que recibe toda la luz de las grandes ventanas que se abren a la calle. A continuación, subiendo un par de peldaños, llegamos a la parte más especial del local: un salón más amplio de sillones rojos que, sin duda, es el lugar en el que dejar volar las musas y nos traslada a otro tiempo. Esta zona -nos comenta Sergio-  mantiene estéticamente la apariencia de antaño aunque sí que ha tenido que restaurar toda la tapicería. Por último, mediante un estrecho pasillo accedemos a la última parte de Café de Ruíz: otro pequeño salón que conecta con la barra del espacio principal y en el que en otro tiempo se organizaban tertulias, una costumbre que el actual propietario ha querido mantener. Por eso, en esta zona llamada ‘la granja’, los lunes y martes hay encuentros literarios abiertos al público.

COCINA SENCILLA PARA DISFRUTAR

Aunque Café de Ruíz mantiene el espíritu de siempre, Ochoa ha querido innovar en la parte gastronómica. Por eso, además de los cafés, ha incluido una sencilla carta que abarca desde la hora del desayuno hasta la cena pasando, por supuesto, por algunas sugerentes propuestas para el mediodía. Si bien es cierto que se trata de una carta escueta, nada defrauda. Muchos de ellos saben a bar de toda la vida -que por algo estamos aquí- y otros innovan y tienen matices más internacionales.

Por ejemplo, aquí no falla el desayuno más clásico con un buen café y un pincho de Tortilla de patatas con huevos camperos, con cebolla y poco cuajadita, por supuesto. Pero también hay, por ejemplo, Huevos benedictinos o una apetecible Tostada de aguacate con granada. Sergio ‘justifica’ esta presencia de recetas tradicionales y otras más actuales porque quiere mantener la clientela habitual que tenía este espacio e incorporar a los más jóvenes, quienes no conocieron la antigua vida del café.

CAFÉ DE RUIZ café histórico con encanto en Malasaña

Más contundentes e ideales para un almuerzo o una cena encontramos sus dos sándwiches estrella. Por un lado, hay una reinvención del Sándwich mixto, que aquí se prepara con lacón y queso gallego o, para quienes buscan emociones más fuertes, su Sándwich de pastrami, una alternativa ideal para compartir, ya que llega en pan de pueblo y tamaño XXL. El relleno es abundante y la salsa de mostaza que le aporta jugosidad, una verdadera delicia.

Para los amantes del queso, imprescindible su Tabla de quesos, un clásico que nunca falla y que aquí incluye variedades de diferentes zonas de Europa. También es recomendable compartir (o quedársela para uno solo) su Burrata con tomates cherry confitados. Y el broche quesero básico, su Tarta de queso, el postre imprescindible; se acompaña de mermelada artesanal y, como todas las opciones dulces de este café, son 100% caseras.

En Café de Ruíz cada día se ofertará también un plato del día que se inspirará en cocina tradicional, como cremas o guisos. Para los fines de semana se guardan la carta del brunch, con algunas de las tostadas disponibles en su propuesta habitual y, por supuesto, opciones dulces. También los fines de semana potenciarán especialmente la hora del vermú, que se acompañará con aperitivos castizos especialmente hechos para la ocasión. Y para quien desee alargar la noche, en este café con historia también se puede hacer hasta bien entrada la noche porque hay toda una carta de cócteles clásicos, con los que dejarse fluir y, sobre todo, disfrutar de un entorno tan especial como éste.

EL IMPRESCINDIBLE es su Sándwich de pastrami, de tamaño XXL y un relleno abundante y rico, claro.

FÍJATE EN…las reseñas positivas que tiene la granja, el espacio más resguardado de este café, recibe este nombre porque en su momento aquí se vendían huevos y leche y el antiguo propietario del Café de Ruíz quiso hacer un homenaje a la antigua ocupación del espacio.

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