Fotos antiguas de Madrid: Viaducto de Bailén (1915)
Lo atravieso a diario, como mínimo una vez, en mi camino hacia el trabajo. Por eso, el Viaducto de la Calle Bailén y yo ya podemos considerarnos amigos. Nos saludamos entre bostezos al nacer el día. Nos contamos entre pensamientos como nos trató el ayer. Yo, le sonrío con complicidad, esmerándome en darle la oportunidad de conocerle, dejando de lado los fantasmas y clichés que le persiguen y él me lo agradece regalándome unos amaneceres que, cada día cambian de cielo y de colores. Una mirada diferente y motivadora, el complemento perfecto al café bebido que me devuelve, cada mañana, a la vida.
Entre tantas idas y venidas también hay momentos para escapar del presente y fantasear, para imaginar cómo eran los minutos sobre su tablero hace un siglo. Por eso, he rebuscado entre sus recuerdos y he querido rescatar este instante. El calendario marcaba el año 1915 y aquel viaducto gozaba de una notable salud. De hecho, a juzgar por la fotografía, parecía un lugar muy frecuentado para pasar y disfrutar del paisaje, todo lo contrario que ahora, cuando la gente lo escoge por ser un práctico atajo entre el Madrid más monumental y la zona de las vistillas. Perdiendo, así, su esencia más romántica.
Varios carruajes que avanzaban sin demasiadas prisas, tipos y mujeres que parecen sacados de unas hojas de Galdós y un viaducto que, entonces, vivía menos encorsetado, sin esas mamparas que le arañan su libertad. Una escena costumbrista y sencilla, sin adornos, que es precisamente lo que anhelamos encontrarnos, cada vez que nos proponemos bucear en el pasado de Madrid.