Lola Sodikman
La plaza Tirso de Molina tiene prácticamente de todo: un teatro con grandes musicales, una de las salas de clubbing más famosas de la ciudad, bares con terraza, floristerías, grades supermercados, tiendas de moda… pero aún así sentíamos que nos faltaba algo más. Hasta que ha abierto sus puertas Feria, un novedoso espacio que reúne todas las atracciones que nos hacen felices a los madrileños: picoteo y pintxos para comer de forma informal, tartas para merendar, cerveceo y cócteles para el afterwork, copas y animadas pinchadas de DJs hasta más allá de la medianoche, vermuteo para los mediodías del fin de semana… Vamos, no le falta absolutamente nada.
En el número 2 de la plaza no hay ningún letrero que nos indique que allí se encuentra Feria. Pero una vez pasas por el portalón de este antiguo almacén ya verás un luminoso gigante y un largo pasillo que te conduce a uno de los espacios más singulares de Madrid. Inspirado en las tradicionales ferias que tanto anhelamos, aquí se mezcla la nostalgia y la modernidad, creando una experiencia lúdica y gastronómica -hasta el momento- única. Detrás del proyecto están los creadores de Sala Equis y El Imparcial que ya tienen sobrada experiencia en eso de crear sitios con alma en los que, además, se come muy bien y a buen precio.
PLATOS Y ATRACCIONES TÍPICOS DE FERIA
Nada más entrar, lo banderines, los colores pastel y la buena música ya te hacen levantar el ánimo. Pero cuando paseas por los diferentes puestos que se reparten por sus dos plantas terminas por convencerte de que estás en EL SITIO. Abajo la zona más gastro, donde hay un puesto showcooking donde ofertan diferentes raciones y platos para compartir, más una barra de dulces, postres y -cómo no- algodón de azúcar. Arriba, barra de pintxos vascos y una segunda más con todo tipo de propuestas para ‘pimplar’.
¿Y qué se come aquí? Pues muchos de los platos que tomarías en una feria convencional, aunque elaborados con productos más gourmet y presentaciones mucho más cuidadas. Ejemplo: la Salchipapas se hacen con patatas finitas y muy bien fritas, butifarra ecológica, salsa brava ahumada y ali oli de ajos tiernos, ¡cómo para no estar rico! ¿Nuestros favoritos? El Montadito de pluma ibérica y pimiento verde asado; las Croquetas de calabaza y trufa/kale y queso de cabra; Gamba de Huelva y el Pulpo a feria con patata cachelo. Con estos te montas un menú bien completo para compartir entre el grupo y de precio bien apañao. Mención aparte merecen sus Almejas gallegas en salsa verde, increíbles; pídelas con pan para mojar que lo vas a flipar.
Si optas por los pintxos, apúntate la Marinera con anchoa, el de Pisto con bacalao y brandada y el de Ensaladilla con gambón. Y ya en el puesto Golosus, la Tarta de zanahoria (ya mítica del grupo) y la Tarta de queso y pistacho, ¡locurón! No podían faltar, of course, los churros con chocolate imprescindibles para terminar cualquier día de feria.
Al caer la noche, bajan las luces, sube el volumen y comienza la jarana con copas, cócteles, sesiones de DJs, malabaristas, circo o tarotistas que leerán tu futuro a través de las cartas. La noche está abierta a todo tipo de sorpresas, como suele ocurrir en las ferias. Lo bueno, a esta no tienes que esperar un año para volver: tiene sus puertas abiertas para cuanto te apetezca.
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