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A principios de 2020, la histórica Estación del Norte volvió a abrir sus puertas convertida en el Gran Teatro Bankia Príncipe Pío. Desde 1993, año en que salió de allí su último tren, este «singular» edificio construido en 1861 y que se enmarca dentro de la conocida como «Arquitectura de hierro» (la Torre Eiffel fue su máximo exponente), había permanecido cerrado a cal y canto. Aunque, ahora tres décadas más tarde ha vuelto a la vida convertido en un monumental teatro que aspira a convertirse -y estamos seguros que lo hará- en un nuevo icono cultural de Madrid.

A pesar del cambio de uso de este espacio emblemático, un año después la antigua estación ha vuelto a abrir una consigna. Aunque, dados los nuevos tiempos, esta no ha sido ideada como un espacio para que los viajeros que por aquí pasen dejen de forma temporal sus equipajes ni paquetes. La Consigna pasa a ser ahora un lugar de esparcimiento que combina ocio y gastronomía; y no solo para los asistentes a los espectáculos del teatro, todos los madrileños están invitados a esta gran terraza al aire libre para tomar unas cervezas, picar o cenar de manera informal con los amigos y disfrutar de las plácidas noches de verano en un ambiente distendido y acogedor.

Ubicada en la explanada frente a la imponente fachada del teatro y frente a los jardines del Campo del Moro, La Consigna es el destino perfecto cuando arrecia el calor y se disparan las ganas de terraceo. Además cuenta con diferentes zonas que la hacen recomendable tanto si quedamos a última hora de la tarde, cuando aún calienta el sol (hay una zona semicubierta para que podamos tomar esas primeras cervezas a la sombra), como si acudimos ya entrada la noche directamente a tomar unas copas; en este último caso, nuestro sitio está en la zona chill out. Aunque la mayoría -tenemos que decirlo- acuden aquí atraídos por su variedad de cervezas y platos para compartir, con opciones para todos los gustos y bolsillos, que permiten hacer una cena informal sin tener que preocuparnos, por otra parte, de poner de acuerdo a todo el grupo para ver qué tipo de restaurante elegir, hacer reserva previa o tener que cortar la sobremesa para ceder la mesa al siguiente turno de cenas. En La Consigna no hay ningún corsé, de hecho, la mayoría de los platos que se sirven podemos comerlos directamente con las manos, como si estuviéramos en un mercado de comida callejera.

RACIONES Y BOCADOS STREET FOOD

Y, una vez en la mesa, ¿qué podemos pedir? Si lo vuestro es el picoteo clásico, podéis decantaros por su Tabla de quesos, las Croquetas de de boletus y jamón, o una ración de Jamón de cebo con picos que os va a dejar la mar de contentos. ¿Qué sois más de sabores internacionales? En ese caso, son impepinables los Nachos con guacamole y salsa roja, las Samosas de verduras con salsa de yogur o cualquiera de sus buns (bollos rellenos). El de Pastrami es brutal, aunque el Chicken bun tampoco es nada desdeñable; ambos vienen acompañados de una generosísima ración de patatas por lo que medid bien vuestro apetito que aquí no se cortan con las cantidades.

La carta se completa con algunos bocados típicos alemanes que la cocina de La Consigna ha heredado del biergarten que previamente ocupaba este espacio: Kartoffel «mutig» (patatas picantes, similares a nuestras bravas), Currywurst con ensaladilla (la tradicional salchicha cortada en rodajas, acompañada de salsa de tomate y curry) o la opción que más opiniones favorables concita: la Degustación de salchichas alemanas con patatas y sus salsas, ¡formidable! Y si sois de los que no perdonáis acabar la comida con algo dulce, sus ice-brioches os van a hacer muy, muy felices.

Oferta cosmopolita, precios al alcance de todos, ambiente relajado y sin pretensiones… ¿Se puede pedir más? No, La Consigna es una de los mejores destinos para las noches de verano, que esperamos sean muchas este año.