Beatriz Jarauta
¿Puede un club famoso por sus noches conquistarnos a la luz del día? La respuesta la tiene Areia Chill Out, el emblemático y cosmopolita local de Chueca del que nunca nos vamos a cansar (echa un ojo al reciente artículo que hicimos sobre sus noches de clubbing). Con 20 años de diversión a sus espaldas, Areia sigue siendo todo un referente de la coctelería y la noche madrileña. Pero en realidad aquí no solo se viene a bailar: también nos ofrecen un tardeo súper acogedor, meriendas entre amigos, cócteles y, por supuesto, apetecibles platos para picotear que nos preparan para disfrutar de sus vibrantes noches. ¿Te lo contamos?
Si después de dos décadas sigue tan de moda como el primer día se debe a que Areia se renueva cada temporada. Y aunque su decoración continúa esa línea balinesa tan exótica que le hizo popular a principios de los 2000 a base de muebles coloniales, sillas de mimbre, plantas y luz tenue, su mobiliario cambia a lo largo del día adecuándose a las necesidades del público que frecuenta la zona. Los que por la tarde buscan un lugar para quedar y charlas entre amigos van a encontrar aquí cómodos sofás, y distintas mesas altas y las bajas (atentos a las que tienen bancos colgantes para sentarse) para hacerlo mientras toman una cerveza, un vino o una copa si se tercia.
¿Si llega la noche? Se retira todo para que empiece el baile. Y es que si visitamos este local de jueves a sábado disfrutaremos de toda la diversión de Areia Club y sus sesiones de música. Mientras, de domingo a jueves podremos acurrucarnos en uno de sus rincones, disfrutar de un cáfe o hincarle el diente a su famosa Red Velvet. Y es que cuando es de día, este espacio se convierte en el oxígeno que nos ayuda a darnos un respiro del bullicio de Madrid, convirtiéndose en un verdadero oasis donde el reloj se para y conseguimos relajarnos durante un buen rato.
¿Para picar? Su carta pensada para comer de forma informal, está llena de bocados con referencias internacionales, con ingredientes traídos de los puestos del Mercado Barceló y en un formato pensado para compartir y probar varias cosas. Que si tequeños (los famosos palitos venezolanos rellenos con queso mozzarella), que si las gyozas de gambas, que si las bravas… su apuesta por el picoteo es clara. Al igual que no faltan bocados de esos que gustan a todos, como los Mini bocatas de calamares con mayonesa, la Hamburguesa de ternera de la Sierra de Guadarrama o las quesadillas, de ropa vieja o de pollo cajún. Para rematar con algún dulce, un trío de ases: brownie, carrot cake y red velvet, esta última tarta, todo un emblema ya de la casa. ¿Otro punto a su favor? Los precios contenidos, en Areia se come bien y sin tener que dejarnos por ello la cartera.
Para regarlo todo tenemos cervezas y una interesante propuesta de vinos como La Cotorra en blancos, Nekeas en rosados, Ontañón en tintos o Penedés Codorniú Brut 1551 en cavas. Claro que, lo que triunfa a cualquier hora es su creativa y deliciosa propuesta de coctelería tiki, elaborada por Fernando Fuentes e inspirada en los sabores tropicales de la Polinesia a base de frutas y mezclas que no dejan indiferente a nadie. ¿Los más aclamados? Cytrus Punk y Mango Chingón (una versión del clásico margarita pero con mango picante) en su sección de autor. Pero también Coco Morado o Amores Perros de la más sibarita. No faltan iconos de la noche como los mojitos, negronis y daiquiris, y tampoco varios tragos sin alcohol.
Sin duda Areia Chill Out es ese local cañero de Chueca al que ir a desconectar un rato y a pasarlo bien en cualquier formato: ya sea una relajada tarde de café o vino en el sofá, o una noche madrileña de esas que no se olvidan.
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