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‘Café de ratas’, cocina del mundo, tragos y mucho rollo en Lavapiés

Desde fuera puede pasar inadvertido, pero dentro el despliegue creativo y de color es tal que sorprende a todo aquel que pasa el umbral de esta taberna de Lavapiés consagrada al picoteo rico e informal y a los cócteles de autor -entre otras muchas cosas que iremos desgranando-. Y es que una vez entramos en ella entendemos el lema ‘no desprecies lo que no conoces’ que ha llevado sus responsables a denominar este espacio Café de ratas. Ratas, sí, esos »animalitos» que de primeras todo el mundo rechaza pero que, si le dedicamos un poco de atención -según ellos- no tardaremos en ver su cara amable. Pero, tranquilos, que no veréis ninguna rata por aquí. Solo un local de lo más original, de impactante y original decoración, y donde manda, por encima de todo, el buen rollo.

A cargo de este espacio polivalente, que lo mismo nos sirve para tomar el aperitivo las mañanas del fin de semana como para cenar o tomar unas copas con los amigos cualquier día de la semana se encuentra el equipo de otro multiusos de La Latina, Pajaritos Mojados, con quien comparte filosofía además de algunos de los platos de su carta. Aquí además se han permitido dar rienda suelta a su vena más melómana convirtiendo a la música en un elemento decisivo de su ambiente, especialmente a la noche, cuando sube el volumen de los ritmos latin jazz, funk, cumbia o disco que tanto gustan a sus artífices y a los amigos que se pasan a pinchar buena parte de las noches que el Café de Ratas abre sus puertas.

CAFÉ DE RATAS taberna de Lavapiés consagrada a los cócteles de autor y al picoteo informal

RECETAS FAMILIARES Y CARNES ARGENTINAS

En lo gastronómico, también ellos (tres argentinos y un barcelonés unidos desde hace años por los avatares de la vida) marcan la pauta. Su propósito es bien sencillo: dar bien de comer, con raciones generosas y gustosas, y a precios comedidos, que para eso estamos en Lavapiés. Y lo hacen con recetas sencillas, aprendidas de sus madres y abuelas o, en alguno casos, cedidas por alguno de sus amigos, como es el caso de su excelente tiramisú. Pero no, no vamos a empezar por los postres porque lo que aquí interesa es comenzar con sus Patatas pajarita (su particular versión de las bravas con mayonesa chipotle) o la Polenta de Lidia -aquí la primera receta familiar- , un plato de origen italiano pero muy extendido en Latinoamérica elaborado a base de sémola de maíz frita, con salsa puttanesca vegana y queso parmesano. Dos entretente bien potentes -ya os advertimos que las raciones aquí son abundantes- con los que dar paso a unos de sus platos principales.

Llegados aquí conviene decidirse entre una de sus tablas de carne o alguno de sus entrepanes. Sea cual sea tu elección será acertada, aunque para disfrutar de una experiencia más auténtica, marcada por la tradición y sus raíces latinoameriacanas, mejor decantarse por la primera opción. Para los más carnívoros, más que gratificante va a ser la Santus, con vacío (corte de vaca argentina) a la parrilla, chorizos ahumados en la casa, berenjena escabechada y ensalada. Para compartir al menos entre dos, al igual que el Matahambre, otra tabla de carne con matambre argentino (carne de vaca hervida y rellena de verdura y huevo), ensalada de coleslaw y puré morado. Si los veganos ya estábais descartando pasar por aquí, olvidaos, porque también hay una tabla de Neo-Carne con chorizo vegano y barquitos de berenjena rellenos, muy convincente también.

CAFÉ DE RATAS taberna de Lavapiés consagrada a los cócteles de autor y al picoteo informal

En cuanto a los entrepanes, se lleva la palma el Puerco Tirado, bocata de jamón de cerdo cocinado a baja temperatura y servido con salsa barbacoa y mozzarella, aunque tampoco desmerece la Hamburguesa de entraña con chimichurri casero. Ya si lo acompañáis con una de las muchas cervezas artesanas que guardan en la barra flotáis seguro.

GRANDES TRAGOS

Otra poderosa razón para visitar Café de Ratas y que, en parte, explica su numerosa parroquia es su oferta coctelera. Y es que cuenta con casi una veintena de combinados entre clásicos, tropicales y creaciones propias, grupo este último entre los que tienen un importante protagonismo el tequila y los mezcales. La casa recomienda, y con razón, el Pink Mandanga, con puré de fresa y mezcal, aunque los que gustan de tragos insólitos agradecerán un Willy el calentito, cóctel que contiene tequila picante hecho por ellos mismos, crema de ron y sirope de vainilla, una combinación de lo más estimulante. Y, ojito, porque la política de contención de precios se aplica también en este apartado etílico, por lo que entre la buena música y que no nos va a doler demasiado el bolsillo va ser fácil que se nos vaya la mano pidiendo rondas.

DECORACIÓN LLENA DE MAGNETISMO

Y no, no podíamos pasar por alto su estética, porque si por algo nos conquista desde el primer minuto Café de Ratas es por su inigualable decoración. Divididos en dos partes, una zona de barra con taburetes para picotear o tomar unas copas, más un salón alargado con mesas de distinto tamaño y estilo para sentarse a comer, impresiona la mezcolanza de muebles, objetos decorativos, materiales y graffitis del ilustrador Ramón Amorós que se despliegan por todo el local. Todo un derroche de creatividad que convierte viejos útiles en mobiliario decorativo (tablas de lavar transformadas en lámparas de pared, persianas de metal que recubren paredes) o proporciona nueva utilidad a muebles restaurados por ellos mismos o encontrados en tiendas de anticuarios (carteles de antiguos comercios colgados de las paredes, puertas que recubren el techo). Así han conseguido un efecto tan magnético como acogedor, que encaja a la perfección con el estilo campechano y castizo -de tipiquísimo bar de Lavapiés – que tanto gusta por estos lares. En resumen, un flechazo en el corazón.

EL IMPRESCINDIBLE…. La tabla Santus, con buena carne argentina y unos resultones chorizos que ahúman en su propia cocina. Con eso y unas Patatas pajaritas, tenéis el menú para dos resuelto

FÍJATE EN…. Cualquier pieza del local tiene un origen distinto y una historia. Podéis jugar a imaginar su procedencia, si bien el staff del espacio os puede indicar dónde lo han adquirido o quién se lo ha regalado

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