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‘Gil’s Cocktail Bar’, cócteles de inspiración clásica y un glorioso sandwich de pastrami

En los últimos años hemos visto como buena parte de los restaurantes que abrían sus puertas en la capital se presentaban, además de su correspondiente propuesta gastronómica, con una potente oferta coctelera con la que ofrecer nuevas opciones para armonizar sus platos. O, en muchos casos, para ayudar a prolongar la estancia en sus salones más allá del estricto horario de cenas. Ya sea incorporando una barra o zona de bar expresamente para ello, o sumando un barman conocido a su staff, raro es el restaurante donde no sea posible estirar la sobremesa con un buen cóctel.

Gils Cocktail Bar, una coctelería muy british en Chamberí

Lo que no habíamos visto hasta ahora es que los responsables de un restaurante dieran el paso de crear su propia coctelería, con nombre y oferta propia, y en un local diferente al que se dieron a conocer. Es lo que han hecho los hermanos Julián y Luis Miguel Gil, actuales propietarios de Chifa, que han dado el salto al mundo de la mixología con la apertura de Gil’s, un elegante cocktail bar a tan solo 200 metros de su comedor en Chamberí. Aunque quienes les conozcan seguramente no se habrán sorprendido demasiado por la noticia, pues ya habíamos visto a Luis Miguel preparar estupendos piscos y caipirinhas en la pequeña barra de Chifa. Él mismo nos indicó que este es un proyecto que llevan tiempo acariciando con el querían rendir homenaje a toda su familia, tradicionalmente vinculada al mundo de la hostelería. Por ello decidieron bautizarlo con su primer apellido, Gil, un claro tributo también a su padre, fallecido unos meses antes de que el local abriera sus puertas.

Gils Cocktail Bar, una coctelería muy british en Chamberí

Otra cosa que los hermanos Gil también tenían muy claro es que su coctelería debería tener un punto relajado y elegante, similar al de los clubs ingleses. Para ello contaron con la ayuda del diseñador e interiorista Manuel Espejo que se ocupó de transformar lo que era un antiguo bar irlandés, que aún conservaba su decoración original desde los años 70, en un espacio atemporal y con mucho estilo, sin que perdiera del todo esa solera que lo hacía tan especial cuando lo descubrieron. La barra de madera, el mueble bar, la doble altura con su correspondiente barandilla o el techo de escayola, ahora todos teñidos de negro, se ocupan de recordarnos lo que un día fue el actual Gil’s; aunque los sofás y butacas de diseño contemporáneo tapizados en diferentes colores, así como las mesas y luminaria de diseño, nos indican que estamos en una coctelería acorde a los gustos y estilo del siglo XXI. Algo que percibimos nada más entrar por la puerta.

Gils Cocktail Bar, una coctelería muy british en Chamberí

Pero pasemos a los tragos que es lo que realmente nos ha traído hasta aquí. Su carta evidencia una clara inspiración clásica, con la ginebra y los vinos de Jerez como claros protagonistas -aunque sin descartar los sabores dulces, por supuesto-.. En total unos 14 de cócteles de autor (más tres sin alcohol) que pese a tomar los clásicos como referente se presentan en formatos más actuales y atractivos, adaptándose así a las exigencias de los neófitos en esto de la coctelería. Cócteles más vistosos, sí, pero «sin volverse locos» y garantizando sabores rompedores.

Un buen ejemplo es el Masala Chai Gin (Ginebra, infusión de especias orientales y soda) que se presenta en una tetera o el I Love Cinema, un coctel inspirado en el séptimo arte, que se elabora con un Brandy infusionado en palomitas y que se presenta en un vaso que reproduce la figura de R2D. Pero hay más: el Jarrito, un cóctel de sabores mexicanos (mezcal, licor de chipotle, infusión de te lapsnag, panela y lima) se sirve en un vaso de barro muy habitual en los puestos callejero de México; y el Tesoro de Jerez (manzanilla, vermut de Jerez y licor de plátano) llega en un pequeño cobre que, al abrirse, libera el humo del ahumado al que se somete el combinado.

Gil’s Cocktail Bar, cócteles de inspiración clásica y un glorioso sandwich de pastrami

Pero en Gil’s no se olvidan de los aficionados a los sabores clásicos. Por ello han recuperado el Sherry Cobbler (vinos de Jerez, amontillado y oloroso, terminados en una barrica de la casa, naranja y hielo pilé), el cóctel más vendido en la Exposición Universal de 1898 en París. Y el Peniciline (Bourbon, whisky ahumado, miel) que reinterpretan sustituyendo el jengibre natural por ginger beer.

Y UN GLORIOSO SANDWICH DE PASTRAMI

Estando en manos de quien estamos, no podría faltar entre las propuestas de esta casa algún bocado para acompañar estos tragos. Solo hay un plato pero es todo una caballo ganador: el sandwich de pastrami. Y, aunque nada tiene que ver con la cocina que los hermanos nos tienen acostumbrados, tenemos que decir que lo bordan. La receta es sencilla: pastrami casero ahumando, queso cheddar, recula, tomate deshidratado, pepinillo y pan de molde artesanal; pero el resultado es puro placer. Perfecto, además, para improvisar una aperi-cena. Idea que a más de uno se le pasará por la cabeza después de observar su tabla de precios que, como en la de los cócteles, en pocas ocasiones alcanzan los dos dígitos.

Gil’s Cocktail Bar, cócteles de inspiración clásica y un glorioso sandwich de pastrami

No se olvidan de la música, que está siempre presente aunque a un nivel sonoro que permite mantener la conversión. Comienzan con clásicos de los 80 y 90, pasa pasar a sonidos funky y deep house conforme avanza la noche. Por algo se ha convertido en el destino favorito de los que buscan continuar la reunir echando unos tragos tras cenar en Chamberí.

FÍJATE EN… Al fondo de la sala encontramos una pared llena de fotos en blanco y negro de sus padres y otros familiares en los distintos restaurantes en los que han trabajado. Una de ellas es en las cuevas de Botín, el restaurante donde se conocieron los padres de Luis Miguel y Julián.

EL INDISPENSABLE… El Jarrito, una fórmula refrescante con un leve y agradecido toque picante.







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‘Areia Chill Out’, un oasis del tardeo en Chueca



Beatriz Jarauta

¿Puede un club famoso por sus noches conquistarnos a la luz del día? La respuesta la tiene Areia Chill Out, el emblemático y cosmopolita local de Chueca del que nunca nos vamos a cansar (echa un ojo al reciente artículo que hicimos sobre sus noches de clubbing). Con 20 años de diversión a sus espaldas, Areia sigue siendo todo un referente de la coctelería y la noche madrileña. Pero en realidad aquí no solo se viene a bailar: también nos ofrecen un tardeo súper acogedor, meriendas entre amigos, cócteles y, por supuesto, apetecibles platos para picotear que nos preparan para disfrutar de sus vibrantes noches. ¿Te lo contamos?

Areia Chill Out, un oásis del tardeo en Chueca

Si después de dos décadas sigue tan de moda como el primer día se debe a que Areia se renueva cada temporada. Y aunque su decoración continúa esa línea balinesa tan exótica que le hizo popular a principios de los 2000 a base de muebles coloniales, sillas de mimbre, plantas y luz tenue, su mobiliario cambia a lo largo del día adecuándose a las necesidades del público que frecuenta la zona. Los que por la tarde buscan un lugar para quedar y charlas entre amigos van a encontrar aquí cómodos sofás, y distintas mesas altas y las bajas (atentos a las que tienen bancos colgantes para sentarse) para hacerlo mientras toman una cerveza, un vino o una copa si se tercia.

Areia Chill Out, un oásis del tardeo en Chueca

¿Si llega la noche? Se retira todo para que empiece el baile. Y es que si visitamos este local de jueves a sábado disfrutaremos de toda la diversión de Areia Club y sus sesiones de música. Mientras, de domingo a jueves podremos acurrucarnos en uno de sus rincones, disfrutar de un cáfe o hincarle el diente a su famosa Red Velvet. Y es que cuando es de día, este espacio se convierte en el oxígeno que nos ayuda a darnos un respiro del bullicio de Madrid, convirtiéndose en un verdadero oasis donde el reloj se para y conseguimos relajarnos durante un buen rato.

Areia Chill Out, un oásis del tardeo en Chueca

¿Para picar? Su carta pensada para comer de forma informal, está llena de bocados con referencias internacionales, con ingredientes traídos de los puestos del Mercado Barceló y en un formato pensado para compartir y probar varias cosas. Que si tequeños (los famosos palitos venezolanos rellenos con queso mozzarella), que si las gyozas de gambas, que si las bravassu apuesta por el picoteo es clara. Al igual que no faltan bocados de esos que gustan a todos, como los Mini bocatas de calamares con mayonesa, la Hamburguesa de ternera de la Sierra de Guadarrama o las quesadillas, de ropa vieja o de pollo cajún. Para rematar con algún dulce, un trío de ases: brownie, carrot cake y red velvet, esta última tarta, todo un emblema ya de la casa. ¿Otro punto a su favor? Los precios contenidos, en Areia se come bien y sin tener que dejarnos por ello la cartera.

Areia Chill Out, un oásis del tardeo en Chueca

Para regarlo todo tenemos cervezas y una interesante propuesta de vinos como La Cotorra en blancos, Nekeas en rosados, Ontañón en tintos o Penedés Codorniú Brut 1551 en cavas. Claro que, lo que triunfa a cualquier hora es su creativa y deliciosa propuesta de coctelería tiki, elaborada por Fernando Fuentes e inspirada en los sabores tropicales de la Polinesia a base de frutas y mezclas que no dejan indiferente a nadie. ¿Los más aclamados? Cytrus Punk y Mango Chingón (una versión del clásico margarita pero con mango picante) en su sección de autor. Pero también Coco Morado o Amores Perros de la más sibarita. No faltan iconos de la noche como los mojitos, negronis y daiquiris, y tampoco varios tragos sin alcohol.

Areia Chill Out, un oásis del tardeo en Chueca

Sin duda Areia Chill Out es ese local cañero de Chueca al que ir a desconectar un rato y a pasarlo bien en cualquier formato: ya sea una relajada tarde de café o vino en el sofá, o una noche madrileña de esas que no se olvidan.

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‘Momus’, la coctelería que reinventa clásicos con flores y técnicas de vanguardia

Sabores nuevos pero reconocibles bañan los tragos que pueden disfrutarse en Momus. La coctelería, regentada por Alberto Fernández, el bartender que se hizo un nombre importante detrás del mostrador de lugares como Saddle o Doctor Stravinsky, toma las riendas de un espacio de novísima creación.

El bar, de forma alargada y con dos salas bien diferenciadas, una barra donde poder acodarse cómodamente y un segundo salón con mullidas sillas y mesas bajas, se sitúa entre la Gran Vía y Chueca, muy próximo a la plaza de Pedro Zerolo y de la calle de la Reina, donde otros tótems del copeteo como Del Diego, Cock o Angelita ya han hecho de las suyas en estos años.

Momus, la coctelería de fantasía que reinventa clásicos con flores y técnicas de vanguardia

La decoración es minimalista pero no deja nada a la improvisación. En las paredes se pueden ver originales de Toni Marco, un artista sevillano que hizo del dibujo y de la recreación de ciudades imposibles una de sus señas distintivas; también hay azulejos que recuerdan a los de cualquier patio andaluz. De todos modos, lo importante acontece a la vuelta de la barra. En ella, Alberto y Laura Perea, la head barmaid que acompaña elaborando cócteles, se lanzan a preparar muchas de las pócimas que luego saldrán. Es como una cocina en miniatura. O mucho mejor, un pequeño laboratorio en el que se intuye la diversidad y variedad de esta rica y magnífica cultura del buen beber.

Lo de Momus, de algún modo, juega con la historia del cóctel y decide reversionar clásicos de siempre. Sin embargo, para ello se vale de técnicas de vanguardia, donde los hidrolatos, los lactofermentados o las deshidrataciones son la norma. Siempre jugando con la sorpresa, pero sin fuegos artificiales. Lo importante de Momus está en la bebida, en unos ingredientes y una manera de acercar el universo líquido a otro estado de conciencia.

Momus, la coctelería de fantasía que reinventa clásicos con flores y técnicas de vanguardia

Alberto es gaditano y todo eso, la tradición, el humor y la pasión por la calle, el estar apegado a lo que sucede en el día a día, es una constante que se puede apreciar en lo que se va a beber. Hay mucha historia, recuerdos y sapiencia en cada sorbo que se da. Se puede hablar con él de cómo le han inspirado diferentes personajes que han transitado por la ciudad de Cádiz. Aunque, lo mejor es dejarse llevar por la bebida.

Es ahí donde se descubren los riesgos, la invención y el pasarlo bien de un Alberto en un momento creativo especialmente bueno. Mucho de lo conocido en Saddle se lo ha traído a Momus —por cierto, un nombre que se inspira en Momo, Dios griego del sarcasmo y el humorismo—. Es decir, cócteles minimalistas, claros, reconocibles y perfectamente estructurados. A los que sus giros, siempre con ese puntito de desconcierto que le ha acompañado, añaden un valor diferencial.

LOS IMPRESCINDIBLES

Su Espresso Martini es probablemente el mejor de Madrid, con notas ácidas y de regaliz que muy pocos consiguen. Para ello se vale de una melaza de frambuesa negra. Una negrura que obtiene al cocinarla durante siete horas, eso le aporta unos toques especiados sorprendentes. También llama la atención su Kingston Negroni, una variación del popular cóctel italiano, pero con dos tipos de rones (de Jamaica y Antigua y Barbuda), un bitter de Carpano, un amaro hecho por Gabriello Santoni y unas gotitas de Italicus. El garnish es una lima encurtida en vinagre de manzana. Giros, vueltas y reinterpretaciones de ensueño.

Momus, la coctelería de fantasía que reinventa clásicos con flores y técnicas de vanguardia

El Daiquiri en sus manos, por ejemplo, cobra un sentido mucho más intenso y propio. Tira de pétalos de geranio, caléndulas, malvas y claveles, para deshidratarlos y hacer un ron con ellos. También hay en sus bebidas hojas de higuera o de lima kaffir, zarzamora, uvas o albahaca, suministrados por la huerta familiar que el padre de Laura tiene en Aranjuez.

El entusiasmo y el trabajo también les ha llevado a crear diferentes sodas. Aquí no hay Coca Cola o Fanta. Una de ellas la hacen con te negro, azúcar moscovado, panela, nuez moscada y semilla de cilantro, entre otros ingredientes. Es ideal para un highball con ron o whisky. El concepto tiene un pie puesto muy fuertemente en esa idea ya tan manida de lo gastronómico, aquí sin querer ir de nada. Lo que se agradece. Por último un Manhattan, que ellos llaman Ver, Oir y Callar. Un Manhattan diferente, hecho con ron, con plátano, con mantequilla y con especias. Tirando de ironía y de una mano excelente.

Momus, la coctelería de fantasía que reinventa clásicos con flores y técnicas de vanguardia

La carta es sencilla, colorida e invita al profano a que se aventure a descubrirla y se deje llevar. Alberto, Laura y el barrio invitan a ello, a pasar un tiempo largo bebiendo, comentando y saboreando. Siempre hay una ciudad imposible donde perderse. Y un bar donde refugiarse, claro.

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‘Mojito’s Cocktail Bar’, el paraíso del mojito ha llegado a Madrid

Madrid es la ciudad en la que desinhibirse, dejarse llevar y vivir las noches más memorable. Los vinos de cosecha propia cada vez son mejores, las cañas se tiran aquí como en ninguna otra parte del mundo, ¿y los cócteles? Pues cogiendo carrerilla para hacer también de Madrid la capital de la mixología: cada vez son más los locales que se suman al arte de crear auténticas joyas líquidas a base de mezclas inimaginables, pero sin olvidarse, of course, de los tragos más clásicos. Esto último nos recuerda quién suele ser el rey indiscutible en esta fiesta (y la cantidad de versiones que se han hecho de él): el mojito. Si piensas como nosotros ya puedes tomar nota de esto: en el 27 de la calle Aduana (justo entre la Gran Vía y Alcalá) ha aterrizado Mojito’s Cocktail Bar, un templo para todos los amantes del mojito.

Entramos al local de Mojito’s Cocktail Bar y nos sorprende una bocanada fresca de olor a hierbabuena. Entonces nos damos de uno de sus laterales acoge un mural formado por hasta 200 plantas de esta hierba aromática que nos traslada directamente a una noche de verano en la Habana de los años 30 (plantas vivas que riegan cada noche, podan y la aprovechan para adornar sus cócteles). Ayuda al viaje un interiorismo de notas tropicales y detalles propios de la época colonial: tonos blancos y verdes por doquier, mucha vegetación (natural y artificial), maderas y hamacas colgantes.

MOJITOS Cocktail Bar el paraíso del mojito ha llegado a Madrid

EL MOJITO, LA ESTRELLA DEL LOCAL

Para entender este proyecto tenemos que conocer a la persona que hay detrás del Mojito´s: Yadiel Betajncourt, junto a su padre, (quien ha sido barman toda la vida) posee una fórmula de bases naturales que producen ellos mismos en Ciempozuelos. Comenzó como una herramienta de uso propio, que, a lo largo de los años, fue ganando adeptos en el mundo profesional de la coctelería, siendo hoy en día una referencia en el sector ¿Y qué aporta esta base? Conseguir que el mojito o cualquier otro coctel que se tiene en la carta, sea el mismo cada vez que vayas al local

Como ya tenían la base de un negocio, ¿por qué no abrir su propio espacio para darlo a conocer mejor que nadie? Así nació Mojito’s Cocktail Bar, o lo que es lo mismo: la primera coctelería especializada en mojitos de Madrid. Buscan llegar a tener la mayor cantidad de versiones y sabores posibles que podamos imaginarnos cuando pensamos en un mojito, y para ello han creado con su propia técnica hasta 15 bases sin alcohol diferentes. Con ellas elaboran su Mojito Clásico con un ron añejo tostado, pero también otros con sabores como el de fresa, violeta, sandía, melón, mango, maracuyá, coco loco, tropical y frutos rojos. No se quedan atrás sus mojitos fusión: el Mojito a la Sidra, el Mojito Deluxe mezclado con cava (uno de los que más triunfan), Mojito Canario con ron miel o uno de los más exitosos: el Mojito Moscow Mule elaborado con vodka, hierbabuena, azúcar, limón y ginger beer.

MOJITOS Cocktail Bar el paraíso del mojito ha llegado a Madrid

El tamaño de los vasos en que sirven los mojitos es de 650 ml pero, si lo prefieres, puedes pedirlos también de 1 litro, para compartir o no, eso ya lo decides tú.

Dentro de su sección Cocktails Spirits ofrecen dos tragos bien originales creados por los maestros cocteleros de la marca Karibeño: el Ronjito, que emplea ron con el matiz del mojito a la que después añaden cola, ginger ale o limón/lima-limón; y también el Ronjito Rosé, una segunda versión con ron de sabor mojito de fresa, y que puede servirse con cola, tónica pink o limón. 

SIN OLVIDARSE DE LOS CLÁSICOS

Y menos mal que no se olvidan: sin los clásicos nunca hubiéramos llegado a probar experimentos. Algunos de estos Clásicos (Pisco Sour, Caipiroska, Daiquiri…), los Margaritas (clásico, de fresa o de mango), la Piña Colada (donde encontramos bizarradas como la Horchatada Rainbow -sí, ¡con horchata!-) o los Tropicales, con sabores como el icónico Sex on the Beach, su delicioso Mai Tai (un ron oscuro con zumo de naranja y piña, licor de albaricoque y almendras, granadina y azúcar). 

MOJITOS Cocktail Bar el paraíso del mojito ha llegado a Madrid

CÓCTELES DE AUTOR

Nos queda un hueco para algunas elaboraciones de cosecha propia, como el De Madriz que preparan con algunos de los licores más típicos de Madrid y sus pueblos: anís de Chinchón, vermut Zarro y una base zumo de naranja y piña, licor de albaricoque y almendras, granadina y azúcar. En este capítulo muy recomendable también un cóctel llamado Al Zielo, y lo preparan a base de ginebra, hierbabuena, azúcar, limón, violeta, marrasquino y clara de huevo.

La lista sigue con La Violetera (hecho con violeta y zumo de arándanos) y termina con el Schwarzenegger, servido en un vaso con forma de mancuerna. Y es que aquí todos los recipientes de las mezclas son carne de Instagram: sus vasos tienen forma de koala, de flamenco, de caña de bambú gigante, de piña y muchos más.

MOJITOS Cocktail Bar el paraíso del mojito ha llegado a Madrid

¿Hay espacio en Mojito´s para los cócteles sin alcohol? La respuesta es sí: prueba el Virgin Mojito, Virgin Colada, Love on the beach o Tai Tai.

¿Alguien da más? Más, y lo que haga falta. En esta carta tan completa también nos vamos a topar con sangrías, cervezas con base de mojito o cafés aliñados, para los que se acerquen a primera hora de la tarde.

PICOTEO CARIBEÑO PARA ACOMPAÑAR

Sabiendo que, una vez nos hayamos acomodado en sus salones, nos va a ser difícil levantarnos del asiente, los responsables de Mojito´s  han pergeñado una carta pequeña de picoteo con aires caribeños y a precios asequibles. Entre sus platos encontramos propuestas como la Ensaladilla Rusa con aguacate y salsa de mango, unos tequeños clásicos o la Yuca Brava (yuca frita con salsa brava). En el bando mexicano tenemos sus Tacos de Cochinita (perfectos para combinar con sus margaritas) y las más castizas croquetas de jamón.

MOJITOS Cocktail Bar el paraíso del mojito ha llegado a Madrid

Sin duda alguna, Mojito’s Cocktail Bar hará las delicias de todos los jaraneros y buenos amantes del mojito de toda la vida, siempre y cuando estén abiertos a probar combinaciones que modifiquen la versión original. Y como su propuesta también incluye otros tragos clásicos o fusionados bien originales, sin duda se convierte en un plan perfecto para ir con amigos y pasar un buen rato probando, charlando y calentando motores para lo que venga después… Spoiler: ¡la noche madrileña!

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‘Areia’, el clubbing más divertido de Chueca


Beatriz Jarauta

Madrid nos ha regalado garitazos míticos -muy míticos- durante décadas; de esos que son capaces de transformar una noche cualquiera en una inolvidable. Con el tiempo algunos han ido apagándose y cayendo en el olvido, otros han intentado resucitar sin demasiado éxito; y después están los que, pasen los años que pasen, nunca defraudan. Este último caso es el de Areia Chill Out: el local cosmopolita -y muy divertido- ubicado a medio camino de Chueca, Malasaña y Salesas que lleva 20 años siendo un referente indiscutible de la coctelería y la noche madrileña. Y lo han conseguido siendo los de siempre, con su personalidad intacta, pero manteniéndose en constante actualización y acogiendo a un público súper heterogéneo. Hay que enamorar constantemente a las nuevas generaciones, ¡y ellos saben cómo hacerlo!

Areia, el clubbing más divertido de Chueca

Las noches en Areia son más noches gracias a su música, su oferta coctelera y al ambientazo único que allí se genera. Y es que si aún no lo sabías, este local se va a convertir en todo un referente en el clubbing madrileño gracias a las explosión de música que, al acercarse la media noche, ofrece las noches de jueves, viernes y sábado. Sesiones con entrada totalmente gratuita (un fuerte punto a favor que permite accesibilidad para todos) de las que podemos disfrutar después de cenar o mientras nos tomamos las primeras copas de la noche. La decoración de la sala, además, cambia cada día en función de la sesión que se celebre.

Areia, el clubbing más divertido de Chueca

UNA PARTY DISTINTA CADA NOCHE

¿Y cómo es cada noche en Areia Chill Out? El fin de semana comienza los jueves noche con Cosmic. O lo que es lo mismo: las noches más groovy de la semana, dominadas por la electricidad del funk, nu disco, jackin’ house y house orgánico, repertorio para el que siempre cuentan con reconocidos djs, como Inga Dau, Filipi A. o David Dorado, y un ambiente muy cool y sofisticado.

La fiesta de los viernes se ha bautizado como Bichota y promete perreo del bueno gracias a su repertorio lleno de ritmos urbanos como el reggaeton, el trap o el hip hop de la mano de djs como Antimateria, Álex Alía o Joel Caro, con los que la euforia está más que asegurada. Eso no es todo: estas sesiones de los viernes vienen animadas por la presencia y el carisma del bailarín italiano Luca Calo (la ‘bichota’), un polifacético artista que ejerce de anfitrión, animando al público y bailando con todos ellos.

¿Y los sábados? El rey del fin de semana se llama Club Selva, y es una fiesta ambientada con motivos africanos (como cortinas con motivos étnicos) y una poderosa luz negra. Por eso, para que podamos reconocer a los de nuestra tribu, los visitantes pueden pasarse por el set de maquillaje que se instala junto a la pista para que pinten sus caras de colores flúor. Para ello acotan su pista habitual y te hacen llegar a ella atravesando un selva. Dentro verás la cabina desde la que solo salen éxitos, una combinación de los últimos hits comerciales del momento (como remixes con base de house) y la electrónica más bailable gracias a djs como Lui Larois, Artic DJ o Terry Moon. El final de la noche vuelve a ser de la música latina, y su público de lo más variado.

Areia, el clubbing más divertido de Chueca

Como podéis ver, Areia es la prueba irrefutable de que un local, después de tantos años, se mantiene incombustible, recogiendo las nuevas tendencias y músicas del momento. Eso sí: siempre permaneciendo fieles a su espíritu sin dejar de innovar. Ese es el secreto para que las noches madrileñas sigan engatusándonos y a haciéndonos disfrutar.

ESTÁS INVITADX A LA FIESTA DE ANIVERSARIO

Este jueves 27 Areia celebra su 20 cumpleaños con un fiestón que estará animado por los dj sets de Bueri y Álex Alía, además de contar con la actuación de Djam. Puedes acceder de forma gratuita a la fiesta y tomarte un gin&tonic con tus amigos descargándote la invitación en la web de Areia. Va a ser una noche épica.

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‘Paralelo 35’, una inesperada coctelería de vinos naturales en Malasaña

Hervidero de tendencias y caldo de cultivo para triunfar con nuevos negocios. Malasaña es un lugar cargado de locales molones donde, en realidad, no triunfa cualquiera: se necesita creatividad, ganas y mucho -mucho- talento para aportar algo diferente al barrio que lo tiene todo. El proyecto que traemos hoy tiene todas las papeletas para conseguirlo. Hablamos de Paralelo 35, la coctelería asentada en el número 14 de la calle Divino Pastor que viene dispuesta a hacernos cuestionar los sabores que conocemos y a empujarnos a probar tragos de lo más inesperados.

PARALELO 35 coctelería de vinos naturales en Malasaña

Nicolás Miranda, formado como somelier y famoso por su trayectoria coctelera, llegó al local de su nuevo -y octavo- proyecto y se encontró con un espacio prometedor: antiguos taburetes de madera, mesas altas, un piano y una preciosa barra de mármol con luces debajo en la que ya visualizó todo lo que se iba a servir allí. Decidió dejarlo intacto y darle aún más personalidad eligiendo una buena iluminación (algo muy importante para él), pintando en tonos azules, un mapa creado personalmente por libros abiertos en una de las paredes e instalando una curiosa pieza que se trajo desde Valencia y no puede pasar desapercibida: su mágica fuente del vermú o lo que es lo mismo, una antigua fuente de piedra rodeada de azulejos con un grifo para que te sirvas por ti mismo.

PARALELO 35 coctelería de vinos naturales en Malasaña

FÓRMULAS CON VINO

Pero entonces, ¿a qué viene eso de Paralelo 35? El nombre del concepto se lo deben a las líneas Norte y Sur del plano ecuatorial terrestre, justo en el paralelo 35. En ellas coinciden todos los países que para Nicolás comprenden el nuevo mundo del vino: su querido Uruguay, pero también Argentina, Chile, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia y una parte de California. Regiones del planeta donde se conjuga una nueva visión de esta bebida milenario, y que funcionan como orígenes base de lo que podremos beber aquí.

A Paralelo 35 Cocktail & Winebar viene uno a olvidarse por un rato de clásicos (Rioja, Verdejo o Ribera) para disfrutar de vinos naturales que nos permiten abrir la mirada y los sentidos a sabores especiales y diferentes. Cada mes cambian el origen, pero siempre podremos probar referencias -como la de vinos uruguayos o africanos- difíciles de encontrar en España. Pero para que la frase cocktail & winebar cobre toda su importancia, podríamos decir perfectamente que estamos hablando de una coctelería de vinos. ¿Por qué? Porque aún sirviéndolos solos, también los mezclan: los cócteles con vino son creaciones de autor en las que han trabajado para que no parezca el típico cóctel. Es decir, que utilizan los mismos ingredientes que un cóctel pero lo ejecutan de manera diferente (incluso elaboran botellas con sus cócteles que puedes después llevarte a casa ya preparado y listo para servir).

PARALELO 35 coctelería de vinos naturales en Malasaña

CÓCTELES EMBOTELLADOS

La carta es minimalista (de momento) y nos ofrece tres formatos de disfrute. Por un lado los cócteles en dos pasos, una especie de mini cóctel que deberemos servirnos nosotros mismos. Para ello el barman nos ofrece, por separado, una botellita de 100 ml con el destilado macerado (de la marca Paralelo 35), el refresco y su vaso con hielo para que tú mismo hagas la mezcla antes de tomártelo. Son fórmulas bien conocidas por todos como Moscow MuleGin and Tonic, Fernete, Mula y The Palom.

La segunda opción son los cócteles de 200 ml que vienen ya preparados en botella y que nos sirven directamente en copa. Son interpretaciones personales del Bloody Mary, Milk Punch o la Piña Colada, que aquí se elabora con ron, encurtido de piña en vinagre de manzana (para no generar fermentación ni oxidación en la botella) que luego filtra en yogur de coco quedando clarificado, y añadiendo por último agua de hibisco.

La tercera es la de Cóctel & Wine: los cócteles de siempre a los que añade un poquito de vino de Jerez, por ejemplo el Gimlet, Last Word o su Manhattan clásico -pero de la casa- que prepara con whiskey Rye americano, vermut rojo, licor de cacao y angostura. Estos también vienen ya preparados en botella y se sirvencomo si fuera un servicio de vino, dándote a degustar primero para ver por dónde respiras. Estos detalles hacen que las personas ajenas al mundo de la coctelería experimenten un acercamiento a ella atrevido y poco común.

PARALELO 35 coctelería de vinos naturales en Malasaña

VERMUT SELF SERVICE

Hablamos además de la que es la primera coctelería de grifo de Madrid, una práctica sostenible y muy poco explotada que solo se había visto en Barcelona. De esta forma si pedimos un cóctel, ellos agregan del grifo el destilado que se necesite. Sus barriles suben el alcohol a presión generando una burbuja muy fina. En su caso, el vermut posee una bomba neumática con CO2 que le da presión para salir pero no le agrega burbuja. Sale además desde un grifo de lujo: la fuente de piedra de la que hablábamos más arriba y de la que el cliente debe servirse el mismo. Se trata de un Vermut criollo de la casa con Petroni, fino y cordial de albahaca (ingrediente este último que irá cambiando periódicamente para darle un toque diferente cada cierto tiempo) . Y, ojo a esto: los domingos a la hora del aperitivo hay «grifo libre de vermut», es decir, podrás hacer refill de tu vaso en la fuente todas las veces que quieras pagando un precio único por todos ellos (en estos primeros meses de apertura la cuota se estableció en 12€)

¿Añadirán más cócteles a sus grifos? Sí: su objetivo es tener una carta en movimiento. En ella pronto servirán un Espresso Martini transparente con café, vodka y licor de cacao blanco, pero también cervezas artesanales únicas muy en la línea con el resto de la propuesta. De momento, si nos apetece una buena birra, siempre podemos pedirles El Águila o Armstrong Lager, de grifo.

PARALELO 35 coctelería de vinos naturales en Malasaña

Por supuesto aquí no falta un buen picoteo: para seguir con el concepto, las líneas del Paralelo 35 les permiten jugar con los diferentes sabores que comprenden estas zonas. La propuesta es breve pero de gran calidad: pequeños pero bien elegidos bocados como la Alta Fugacetta ‘’desde Argentina’’ (pizza sin salsa, solo con cebolla, mozzarella y bien condimentada con orégano), la Tosta Fierrito ‘’desde Jordania’’ (una tosta con baba ganush y panceta de cordero macerada 45 días y cocinada 48 horas) y por último el Sanguche caliente desde ‘’EEUU’’ (queso con mermelada de cerveza negra).

Sin duda Paralelo 35 es un proyecto que va a dar mucho de qué hablar. El sitio perfecto para ir con amigos y probar tragos que nos saquen de la típica coctelería y nos adentren en un mundo de sabores y aromas aún desconocidos. Toda una experiencia, desde que entras hasta que sales.

PARALELO 35 coctelería de vinos naturales en Malasaña

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‘Trafalgar’, el bar de aire neoyorquino que conquista los días y las noches



Abraham Rivera

Amor por las cosas bien hechas y una barra donde acodarse: así comienza esta bonita historia. Trafalgar es el proyecto de Nacho Aparicio, David Yllera y Juan Tena; tres amigos que tienen especial querencia por los bares de toda la vida. Con esto en mente han transformado una antigua tasca de Chamberí, situada estratégicamente en el esquinazo de las calles Alburquerque y Trafalgar, en uno de esos bares en el que todos querríamos estar. Y que visto desde fuera, a escasos metros, quiere recordar al mítico cuadro de Edward Hopper, Nighthawks. Aunque aquí bien repleto de gente.

Trafalgar, el bar de aire neoyorquino que conquista los días y las noches de Chamberí

TAPAS CASTIZAS Y UNA BODEGA ENVIDIABLE

La idea inicial estaba clara. Los tres socios querían construir un bar en el que poder salir a beber a cualquier hora, acompañando todo ello con una gastronomía fácil de tomar. Comfort food de altura, que homenajea sin miedo a las tapas castizas que siempre debe tener una buena taberna. Sin embargo, con todo ello actualizado. Las bravas amilhojadas se las han traído de Mama Campo (que es otro de los conceptos culinarios que tienen en el barrio), las mollejas vienen con una salsa casera que les da un punch de alegría, la ensaladilla rusa es una revisión de la que se puede tomar en el Pipi de Zahara de los Atunes, la cheeseburguer mejora la del Burger —aquí con un esponjoso pan de brioche, su propia salsa de pepinillos y una carne bien hecha y crujiente—, al mixto de siempre le meten rúcula y lo alargan en un pan de sandwich infinito.

Trafalgar, el bar de aire neoyorquino que conquista los días y las noches de Chamberí

Y así con todo lo que hacen, incluidas las tapas que acompañan las bebidas. Es el caso de la sobrasada, embutida en un estómago de cerdo y que guarda todo el sabor de Mallorca. De todos modos, el beber, bien, rico y diverso, es su principal seña distintiva. ¿Un vermut? Tienen Cayetano del Pino, de Jerez, o Guerra, de León, entre otros. ¿Un espumoso? Cuentan con variedad de champagnes y cavas. ¿Cócteles? Le han dado un empujón a los clásicos de siempre y guardan hasta un Adonis en barrica. ¿Mezcales? También hay excelentes, como Alipús. ¿Vinos? Hasta setenta botellas de diversas denominaciones donde elegir. Suministrándoles se encuentra la selecta tienda del barrio Vino & Co, por lo que todo queda en casa. La cristalería es otro de esos aspectos que han querido cuidar, hay Riedel, por supuesto, y buenos vasos para cervezas (tienen toda la gama de artesanas de Mahou) y copas.

Trafalgar, el bar de aire neoyorquino que conquista los días y las noches de Chamberí

APERITIVO, TARDEO Y NOCHES DE COPAS

En definitiva, un concepto de bar que actualiza lo que ya conocíamos, con las ideas claras, y cuyo resultado es prácticamente perfecto. Lo mismo ocurre con su diseño de interiores y la enorme barra central, realizada por un grupo de metalistas de Tomelloso. Una obra de ingeniería ejecutada a lo largo de seis semanas, lo que sirve para ejemplificar la increíble dedicación y cariño que le ponen a todo. El tiempo que han tardado en hacer la reforma ha jugado a su favor, ayudando a que las diferentes piezas del bar se hayan ensamblado con increíble fluidez. A ese gran mostrador curvilíneo, que preside la parte central del local, le sigue una perfecta disposición de sofás corridos a lo largo de todas las paredes. Cómodos y alargados sillones que dan continuidad y movimiento a esta taberna del siglo XXI. 

Trafalgar, el bar de aire neoyorquino que conquista los días y las noches de Chamberí

Las luces y los amplios ventanales que se suceden en los muros hacen el resto. Lo mismo da un ambiente diurno que nocturno, Trafalgar es una ubicación ideal para el aperitivo, el tardeo o la nocturnidad más desmedida. Siempre con una puesta en escena que ayuda a que aquello en cualquier momento se transforme en la fiesta que nos gustaría realizar en el salón de nuestra casa. Un billar donde poder jugar, una pared repleta de innumerables botellas, un equipo de alta fidelidad iluminado, obras de arte prestadas por amigos (desde una de las pizarras del artista Alberto Guijarro hasta una instantánea del fotógrafo John Manson, con Naomi Campbell encendiéndose un cigarro rodeada de incondicionales). Los colores ocres, el barro, el metal y el negro terminan por definir el increíble atractivo que irradia la arquitectura del espacio. No hay plantas, curiosamente, y no se las echa de menos. Ya deberíamos ir bien acompañados.

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[A]bsent, la coctelería más veraniega y fotogénica de Plaza de España

La terraza, por todo ese verde que la protege, podría recordar a uno de esos patios andaluces que se suelen ocultar tras verjas en el sur de España. Aunque también se puede viajar hasta Berlín y su aire desenfadado si se tiene algo de imaginación. Su interior, sin embargo, es único y muy personal, aunque bebe del pasado y de referencias decimonónicas. El lugar se llama [A]bsent y es una coctelería que, parapetada a espaldas del Hotel Riu, a escasos metros de la renovada Plaza de España, está triunfando en lo que podría denominarse zona limítrofe a Conde Duque. Y se ubica en el mismo lugar donde antes hubo un antiguo restaurante mexicano, pero del que no queda absolutamente nada.

Absent, la coctelería más veraniega y fotogénica de Plaza de España

Ha sido el polaco Adam Plecha, creador y mente inquieta del beber madrileño, donde lleva más de dos décadas instalado, con proyectos a cual más inquieto y burbujeante, como Adam & Van Eekelen o V. Menneken, el que se ha lanzado a una propuesta tan original. La parte porticada, que da directamente a la calle de San Leonardo, muy poco transitada, es uno de esos secretos que se harán tarde o temprano populares.

Absent, la coctelería más veraniega y fotogénica de Plaza de España

Porque la propuesta tiene mucho interés, no solo por una terraza de luces tenues y gusto austero, con muchas mesas desperdigadas en los escasos veinte metros cuadrados que hay, sino también por el diseño de interiores, obra del propio Plecha, que siempre intenta darle un punto diferenciador a los locales que va montando.

Ese saloncito interior lo componen, entre otros objetos, un retrato de filiación monárquica que le regaló un amigo y que está rasgado en la parte central, un reloj de finales del siglo XIX, libros de cubierta vetusta que marcan un tiempo lejano, un gran espejo desvencijado pero bien firme, varios sillones que recuerdan a los de un club inglés, candelabros, una chimenea, y, cómo no, una estupenda barra.

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UNA VEINTENA DE CÓCTELES

Desde ese mostrador, Plecha da rienda suelta a su sabiduría e imaginación, con cócteles en vaso corto, donde brillan los destilados de otra época. Con él no es difícil adentrarse en Aviations (ginebra, licor de violeta, maraschino y limón), Sidecars (cognac, triple seco y limón) o First words (absenta, vermut seco, Chartreuse verde, maraschino y lima). También hace una versión del Moscow Mule, pero bajo el nombre de Kiev Mule, en homenaje a la guerra de Ucrania, y al que meten tequila y mezcal, obra de una de las barmaid que va rotando por el espacio. Otro cóctel de creación propia e inspiración de antes es su Romancer, que confecciona con ginebra, absenta, amaros y bitters.

Absent, la coctelería más veraniega y fotogénica de Plaza de España

Un lugar para el tardeo, donde también la nocturnidad es bienvenida. No es el caso del tapeo. Aquí se viene a disfrutar de la bebida y, si acaso, a picotear, algo de frutos secos o gominolas. Poco más. Tienen claro lo que les gusta y el público al que van dirigidos.

La carta de [A]bsent tiene más veinte creaciones aunque lo mejor es tratar y conversar con Plecha. Mejor entresemana, que los findes cada vez está más lleno. Ayudan muchos de los conciertos de jazz y swing que organizan a la hora del vermut, en los que han contado con el trío del trompetista Daniel Gramauta; o con sesiones nocturnas de harpa.

Absent, la coctelería más veraniega y fotogénica de Plaza de España

Otro de los socios de Plecha es Javier Amorós, de la discográfica 18 Chulos, que siempre está atento a la parte musical. Un combinado, el de Plecha y Amoros, que está llamado a marcar tendencia en esas callejuelas a las que ya no les falta de nada. Coctel a cóctel, la ciudad se agita y no para.

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‘Vendittas’, el bar que reinventa copazos de siempre y actualiza el picoteo


Abraham Rivera

Alberto y Javier son Alberto Villarroel y Javi Goya. Dos pesos pesados del buen comer y beber de Madrid. El primero lleva detrás de Santos y Desamparados, la coctelería de aire oscuro y alternativo de la zona, cinco años. Y el segundo es el hombre que capitanea los mejores locales de la parte baja de Huertas, ahí se sitúan Triciclo, Tandem, Sua y Taberna La Elisa. Es en esas mismas calles, entre subidas y bajadas, donde los dos han inaugurado Vendittas, un concepto de bar inquieto y divertido, que pone en valor las copas de siempre, pero con un leve toque diferenciador, buen cristal, buenos mixers, destilados de altura y bitters que levantan todo.

Vendittas, el bar que reinventa copazos de siempre y actualiza el picoteo

El local aún está arrancando. Lo primero que indica Villarroel es que las paredes necesitan más decoración, no le va el minimalismo, a pesar de que sus tragos hagan alarde de ello. Una de las paredes quiere reflejar la historia del copeteo madrileño con nombres de ayer y hoy: copa, pelotazo, peloti, chisme, cubata… Pasión por los combinados que lleva de forma clara y perfecta a las elaboraciones que ofrecen.

Lo otro que llama poderosamente la atención son las dos barras a la vista, en una para crear las bebidas y en la otra para el tapeo, siempre al momento y con precios comedidos, como no podía ser menos, viniendo de estos dos titanes de la hostelería capitalina.

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VENDITTAS EN VASO LARGO

A los copazos los han llamado vendittas y son actualizaciones, en vaso largo y ancho —hechos por la firma de cristalería Blow—, de grandes tragos de siempre donde disfrutar de rones, ginebras, tequilas o whiskies. Una Negrona evoluciona el tan de moda Negroni, pero con nuestro socorrido y no tan demandado Bitter Kas; el popular Destornillador aquí lleva pomelo, fruta de la pasión y un punto muy leve de vainilla; o el Cuba Libre mejora con lima, ginebra y angostura, además de ron y coca cola. Son más de una decena donde poder lanzarse a probar y experimentar, siempre con un buen hielo y con tiempo. Para saborear y conversar, como le gusta decir a Villarroel, que tampoco ha querido dejar de lado su conocimiento agitando cocteleras.

Vendittas, el bar que reinventa copazos de siempre y actualiza el picoteo

En Vendittas también se pueden beber clásicos (Martínez, Moscow Mule, Adonis, Rusty Nail), viejas creaciones llevadas a la excelencia en Santos (Dragon Amarillo) o nuevas recetas (Gilda, Diablo, Tormenta) que quieren llegar a la clientela del recién estrenado espacio. Y buena selección de birras, con una Grimbergen, cerveza tostada de doble fermentación, cuyo origen está en Bélgica.

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Y PARA PICAR…

Por último, acompañando y dando personalidad a la parte líquida, están las raciones y el “para picar”, que llaman ellos en la carta. Un económico Cucurucho de torreznos; Mortadela trufada con lascas de pecorino; Salmón marinado por ellos mismos con crema agria, rábano picante y encurtidos; Ostras francesas, carnosas y si se quiere aliñadas con un mix de cítricos; o Cecina de Astorga de Castro. La cecina también figura en el capítulo de tostas, que también preparan con Sardina ahumada, queso de tetilla y salmorejo o Burrata con tomate seco y mortadela trufada.

Vendittas, el bar que reinventa copazos de siempre y actualiza el picoteo

Goya promete dinamizar y ampliar la carta. En breves habrá pizzas, por ejemplo. Y no es para menos, teniendo los templos gastronómicos que tiene a su cargo solo podemos esperar la excelencia.

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‘harrison-1933’,-la-cocteleria-de-autor-que-triunfa-en-recoletos

‘Harrison 1933’, la coctelería de autor que triunfa en Recoletos

Harrison 1933. Un nombre y una fecha. Esas son las referencias que hay que recordar. Poco más. El nuevo cocktail bar de Larrumba mira levemente al pasado, hasta los tiempos en que la Ley Seca finalizaba, para reencontrarse con la fiesta y el buen beber. Detrás está Carlos Moreno, el bartender que ha reinventado los tragos en Madrid: desde su paso por O’Clock hasta su posterior bautizo en las barras de Perrachica, Habanera y Catarsis. Una escuela singular, donde historia y divertimento conviven con tragos muy bien elaborados.

HARRISON 1933 cócteles de autor

“Queríamos recrear un espacio elegante pero actual. Mi forma de ver la coctelería es así, con muchos puntos de unión en los que pasarlo bien, sin dejar de lado el producto de calidad”, dice Moreno, detrás del mostrador, dirigiendo a un equipo que se mueve en perfecta sincronía. Atención y trato siempre en primer plano.

Harrison se encuentra en el número 16 de la calle Recoletos, muy próximo a la Puerta de Alcalá, la vía más gastronómica de la zona, con Noi, Taberna Pedraza, Pelotari o La vaca y la huerta a escasos cien metros. El local ya apunta maneras desde el exterior, con un amplio ventanal que permite llevar su vistoso salón enmoquetado casi hasta la calle. Mesas bajas, sillones orejeros, luces tenues y una amplia barra con sus taburetes es lo que puede verse según se entra. Su estilo recuerda a aquellos clubes ingleses de los ochenta, pero completamente revitalizado y actualizado. Un acierto.

HARRISON 1933 cócteles de autor

Seguidamente, la carta. Una selección de 15 cócteles de autor, ofreciendo variaciones de recetas más o menos conocidas pero siempre con el toque característico de Moreno. Aquí con las bellas artes como eje conector, del cine a la arquitectura, pasando por la pintura o la música. Su trago estrella es el Bohemian Rhapsody, en homenaje a Freddie Mercury, que viene acompañado con un piano de juguete. La sensación de todas las mesas. Al lado, una reinvención de un gin fizz, algo más especiado y afrutado de lo habitual. Ginebra, falernum de Zanzíbar, lima y una soda casera de inspiración india.

HARRISON 1933 cócteles de autor

A Carlos le gusta impresionar. También ir un poco más allá con sus elaboraciones. “Para los cócteles de la carta tenemos 110 producciones diferentes. Hacemos dos sodas distintas, seis bitters, un montón de destilados, mieles, jaleas, crujientes”, enumera con orgullo. Harrison es el juguete que siempre había querido tener. “Todo lo que he aprendido en mis últimos 20 años de carrera está en este bar”, sentencia. ¿Más bebidas? Un My Way, hecho para los enamorados del whisky, el vermut, la cerveza negra y el chocolate; un Cadena Perpetua, elaborado con tequila, lima y té de guisantes; o un Como el agua, que nos lleva hasta el año 1981, cuando Camarón, Tomatito y Paco de Lucía compusieron este tema; infusionan el vermut con eucalipto y aceitunas malagueñas y presentan un gimlet de aire sureño.

HARRISON 1933 cócteles de autor

A las creaciones de Moreno y su equipo hay que añadir unos cuantos clásicos reversionados. Una virguería que siempre se agradece. Ahí se puede encontrar un Manhattan con cacao, un Daiquiri con dulce de pomelo, un Negroni con frutos rojos caramelizados o un Bloody mary con salsa de escalivada. Este último, reconfortante, sabroso y con ese punch especial que le da el chile que utilizan. Acompañando, siempre un buen picoteo. Fácil y reconfortante: gildas donostiarras, ostras de la ría, laterio variado —imprescindibles las navajas de José Peña, el maestro conservero gallego—, mollete de pringá, bikini de cecina —mucho más contundente que el mixto de siempre—, ensaladilla rusa con gambas…

Pero, si lo que se quiere es encontrar un refugio donde bailar y reunirse con los amigos, la planta baja es el lugar. Un espacio de ladrillo visto, con el techo abovedado, diferentes estancias bien compartimentadas, barra independiente y un pequeño púlpito para el DJ. Sobra decir que se pone hasta arriba todos los fines de semana. Un público elegante y curioso, que no pierde la ocasión de conocer y disfrutar de lo que este bartender madrileño, formado al calor de Abraham García (Viridiana) y Dabiz Muñoz (StreetXO), es capaz de ofrecer.

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